Andrei Oropeza
¡Madres! En la madre. Qué poca madre. De poca madre.
Está con madres. Puta madre, puta puta madre. Santas madrecitas Batman. Pura
madre. Qué madrazo. Bien madreado. Qué madriza.
Ni madres. A toda madre. Madre mía. Viene a madres. Matrona. La madre de
todos los vicios. Madre naturaleza. Madre tierra, patchamama. Madre es la que
educa. Madre biológica. Madre de dios. Santa madre. Madre de convento. Mamá
cuervo. Y tu mamá también. La mamá de Tarzán. Madre patria.
Perdí a mi madre en alguna de mis frases anteriores.
Por último, de noche me besó la frente. En el viento se respiraba el cambio, la
rebeldía, datos y consignas, panfletos serigrafiados a dos tintas, alcancías
para el movimiento, protestas y paros, o como dice papá; una moda tan grande
que hasta a ella la arrastró. Tenía grandes sueños que le arrebaté con nueve
meses de espera, tenía grandes sueños que no sé si ha cumplido, tal vez aún los
sueñe y tomó la correcta decisión. Tenía un plan para ella y ninguno para mí.
Los más románticos dicen que quería reparar este país para compartirlo conmigo.
A mi padre no le gustan los detalles, no me ha dicho
cómo ni a quién decirle mamá, de qué serviría echar de madres y que me calen
tanto a mí, para qué madrear si me dolería
a mí, mi vida es a toda madre aunque no entienda bien la frase.
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