lunes, 21 de mayo de 2012

Carta a Mamá


Quien diga que la madurez da paso a la nueva perspectiva del mundo, no sabe cuán en lo correcto se encontraba.

Mirar atrás con estos ojos no es lo mismo. ¿Qué ha sido de aquella chiquilla temerosa? Aún existe, sólo, no es la misma.

Hace tiempo, quizá en tu memoria no permanezca, juré jamás querer ser como tú, a cuenta sangre asumo la legitimidad de aquella oración cortante. A ese pesar, la amo, por dar paso al camino a seguir.

A tu lado nada puede pasar, la agonía de la enfermedad se vuelve tranquilidad, ¡cierto! No la puedes curar, mas tu cariño otorga bienestar.

La reparación de cualquier pormenor, personal o material, a tu lado nunca se ha de complicar, debido a la asesoría y conocimiento que has de ofrendar.

Las lágrimas de la soledad, con un lindo curita lo solucionarás, tu dulce abrazo, el más poderoso de tu arsenal, ya que nada lo puede comparar.

Sobresales en y por toda razón, por no existir nada más perfecto que una madre para esta hija. ¡Más tú! Para mí: mujer, amiga, confidente, ley y rival, no hay persona que te pueda igualar.

No es que aquí, tu fruto, no añore tu ideal, simplemente no lo puede alcanzar. A los cincuenta y así te necesitará.

Amada mujer, cáliz de vida, incomparable, jamás duplicable, no he de ser como tú.

Cada día me acercaré, fuerte, cálida, persistente, de gran ideal. Tal cual lo eres pero siempre distinta. Gran mujer seré, bien conducida, orgullosa de sangre y nombre, de ti provenientes.

Y el día fatal de tu partida, leeré estas palabras a mis adentros y hermanos, grabados en corazón y mente de poeta alucinada en mundo de fantasía.

No madre, ma o mamá, si no mami. Hoy y siempre, estupenda e invencible, mujer amada y necesitada a cada instante, a cada suspiro, herida más de una vez por los que ama y protege.

Yo, tu hija, producto de tu esfuerzo, a ti debo y dedico, cada molécula, pensamiento, proyecto realizado… victorias. Estos ojos, que hoy, ven otro mundo. Yo… he evolucionado, no quiero ser como tú, no lo logro, no lo quiero. Seré lo más cercano, lo soy y siempre siendo yo…te admiro, por lo que creaste de mí. Sin ti este mundo no sería igual, no por ser mi madre sino como persona, como ser, como espíritu.

Sin ti, el entorno, cambiaría, y sin mí se perderá un gramo de nobleza, toda aquella de tu origen y certeza.

No quiero ser como tú, no puedo, te admiro… mami, te presento a ésta, yo, y tú por siempre dentro.

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