martes, 13 de marzo de 2012

Pide AMLO ir por indecisos

Periódico Reforma, 11 de marzo de 2012

A punto está de comenzar la tan temida contienda electoral de los tres partidos más apuntalados en nuestro país y no nos quedará más que encontrarnos a todas horas del día y de la noche, por todos los medios y en todos los sentidos con toda clase de campañas de desprestigio contra los adversarios, con toda suerte de descalificaciones hacia las personas y partidos opuestos con objeto de contar votos a favor gracias a reflexivos ciudadanos esperanzados en que llegue a la grande en las elecciones del próximo mes de julio alguien con el carácter y el dominio que se necesita para ser el servidor público número uno que hasta ahora no hemos tenido, a la altura de nuestra creciente y demandante población. Y eso que no queremos más que lo que cualquier ser aspira a conseguir: vida digna, seguridad y orden. El trabajo, el techo, la despensa y demás satisfactores vendrían por añadidura con el esfuerzo personal, que no de institución gubernamental alguna, por paternalista que fuera.

En los recientes procesos de elección anteriores, sobre todo presidenciales, ha prevalecido la crítica mutua a los contendientes acusándose unos a otros de toda suerte de improperios y vituperios, pensando que tal vez de esa forma se alleguen para sí el tan anhelado voto que los catapultará hasta el codiciado lugar donde un irreverente Pancho Villa se dejó retratar a principios del siglo pasado.

¿Es ésa la forma como se ganan los adeptos?, ¿criticando? ¿Es ése teatro digno de una nación que desde siempre ha clamado por gobernantes que se puedan ceñir la banda presidencial con la frente en alto seguros de sus propuestas y de la forma como las van a llevar a cabo?

Ante un país cuyos habitantes ya no creen en nada, porque nadie les dice cómo va a lograr todo lo que pregona en amañadas campañas, no queda más que ser un indeciso. ¿Por quién votar? Vistos desde todos los ángulos nomás no se ve una opción salvadora, una elección de verdadera esperanza basada en planes bien definidos y viables para que un gobierno que se precie de tal ejerza el estado de derecho y éste alcance a todos los ciudadanos, desde el empresario hasta el peón, pasando por el científico hasta llegar al “viene, viene”, desde municipios como el de Garza García en Nuevo León hasta el más inhóspito paraje en la sierra Tarahumara.

Para que no hubiera indecisos tendría que haber decididos a cambiar todo lo que está mal y ésos sí que no se encuentran. La corriente nos volverá a llevar otros seis años por el rumbo del discurso interminable que se aprovecha para todo menos para exponer cambios fundamentales que alcancen positivamente a todos.

Por eso mejor que López Obrador no nos distraiga con declaraciones tan ingenuas, sabedor de que los indecisos se dan por candidatos como él y sus contrincantes.

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