martes, 6 de marzo de 2012

Bella Swan y Juliette, ejemplos de mujer en la literatura

 Francisco Acosta Martínez



Conscientes de la enorme hegemonía y subordinación que ha impuesto el género masculino en infinidad de aspectos sociales sobre las mujeres, debemos hacernos a la idea de que este fenómeno social, también se vería presente en la literatura por ser ésta una representación de la vida misma y por recurrir al acontecer cotidiano para obtener fuentes de inspiración que le permitan ser creada.

Así pues, la mujer puede ser vista como la victima de la historia en espera del hombre de sus sueños que llegará a salvarla y a solucionar todos sus problemas para que pueda vivir feliz el resto de sus días. De igual manera, puede ser vista como la causante de desgracias en la trama, la mala, la ingenua o la incrédula que por causa de sus errores se desatan las complicaciones de la narración.

Un ejemplo claro de la mala fama que le asignan a la mujer en la literatura es el personaje llamado Isabella Swan creado por la escritora estadounidense Stephanie Meyer. Bella es una joven adolescente que llega a un nuevo pueblo y ahí se enamora de un hombre que resulta ser un vampiro. Dicho enamoramiento la lleva a cometer una serie de actos que carecen de racionalidad.

Puede resultan increíble el creer que una mujer cree a un personaje femenino con las características como las que tiene Bella; es débil, dependiente, sin fuerza de voluntad, sumisa, tonta y todos los adjetivos despectivos que se le puedan sumar al grado de llegar a pensar que sin su hombre no podría vivir. Todavía es más increíble el hecho de pensar que tantas lectoras se identificaron con ella.

Paralelo a esta situación, se pueden encontrar personajes como Juliette del Marqués de Sade, donde vemos a una mujer sin dignidad, ninfómana, de conducta deplorable e indecente, sin reputación. A pesar de que en este caso el creador es un hombre, la situación no es tan diferente comparada con Meyer.

El contraste en la temporalidad o el momento histórico en el que surgen las dos obras antes mencionadas es muy distinto pero lo que no cambia es la forma de interpretar al personaje femenino en la literatura. Lo que las mujeres literarias hacen no es algo trascendente. Es cierto que son las protagonistas de la obra pero eso no les da un peso digno de reconocerse, sus actos sigues degradando al género.

No dudo que existan personajes masculinos con algunas características similares o peores, lo que trato de hacer notar es que aunque existan, también existen los héroes o los personajes cuyas acciones son loables y sorprendentes y éstos se pueden encontrar con mayor facilidad que si buscamos a una mujer heroína (aunque tampoco dudo que existan).

Sobre todo las escritoras, deberían tener en cuenta este aspecto al momento de escribir y concentrarse en crear un personaje femenino que aporte una idea diferente a la que ha surgido con creaciones como las antes mencionadas.

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