lunes, 27 de febrero de 2012

Jugando a ser Sherlock Holmes


Edna Michel Ramírez Martínez 

El auge de las series detectivescas no es algo nuevo en la televisión. Las mismas tramas se han repetido durante años, con distinto nombre y personajes: siempre terminan con el final feliz donde capturan al malo y le dan cadena perpetua o algo por el estilo, o con el final donde no pueden resolver el caso, muere la victima, el culpable queda libre y feliz mientras los detectives se quedan llenos de impotencia.

Las series detectivescas están perdiendo ese auge ya que poco a poco van siendo desplazadas por nuevas series con temáticas de moda como vampiros, hombres lobo, brujas, sirenas y demás historias fantásticas. Estas series, por no quedarse en el olvido, fusionan lo real con lo fantástico, tal es el caso de Grimm, que trata de un agente de la policía que se encarga de resolver casos donde están involucrados seres fantásticos provenientes de los cuentos.

Mientras que las demás series se rehúsan a dar ese gran salto (mezclar lo real con lo fantástico), tal es el caso de las mil versiones que existen de La ley y el orden (Los Ángeles, Las Vegas, Miami, Xochimilco etc.), Mentes criminales, Miami vice etc, que siguen la misma línea, y siguen implementando las mismas tramas, solo que ahora incluyen alta tecnología a la hora de resolver casos. Como dice el dicho “Es la misma gata pero revolcada”

En lo personal me agradan más esas series donde el detective, gracias a su gran inteligencia, resuelve solo los casos sin la ayuda de un escuadrón, o la más novedosa tecnología inexistente, para los simples mortales (televidentes), como en el caso de Monk, un ex agente de policía que padece transformo obsesivo-convulsivo y tras la muerte de su esposa en un atentado de coche bomba sufre una gran depresión y decide convertirse en detective y ayudar a la policía a resolver casos, y no es porque tenga alguna clase de poder mágico o algo por el estilo, sino por ser un gran observador y un buen deductor. No es el detective guapo que toda mujer espera que la ayude a resolver su caso (bueno los gustos se rompen en género), tampoco es esa persona amigable que uno soportaría con facilidad, ya que debido a su transtorno es algo quisquilloso a tal grado de llegar a ser sumamente molesto con sus fobias.

Otra serie que va por la misma línea es Psych, donde su protagonista, Shawn Spencer, al igual que Adrian Monk, es un detective privado que ayuda a la policía a resolver casos gracias a la gran habilidad de observación que tiene, haciéndolos pasar como poderes paranormales y fingiendo ser psíquico, con la ayuda de su amigo de la infancia Gus, quien a diferencia de él se toma los casos más en serio. 

Claro que en toda serie debe existir el Sherlock Holmes, Adrian Monk y Shawn Spencer (en sus respectivas series), con sus habilidades de deducción, observación, inteligencia y encanto. Deben tener a su fiel compañero, el Dr. Watson, que siempre estará a su lado para apoyarlos y sacarlos de problemas, como Natalie Teeger, asistente de Monk, y Burton 'Gus Guster, amigo de la infancia de Shawn. Y por ultimo, y no menos importante, debe de haber una Irene Adler: en el caso de Monk su amada y difunta esposa Trudy, en cuanto a Shawn Spencer, Juliet O'Hara, una detective de la que se encuentra enamorado, y se rehúsa a revelarle lo que siente por ella, aunque algunas veces lo insinúa.

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