domingo, 12 de febrero de 2012

Amorómetro


Luis Ricardo Guerrero Romero

Querer a una persona equivale a decir: 
No morirás (G. MARCEL)

Aunque el Príncipe de la Canción nos recuerde que amar y querer no es igual, en nuestro interior nos acosa el afán por descubrir la verdad entre estos dos “estímulos y emociones” humanos que reafirman la definición de hombre según Freud (el hombre es un manojo de emociones y pensamientos), la inquietante sospecha que todos algún día hemos tenido de, si quiero o amo, o de si me aman o me quieren, sigue siendo hoy un tema colosal y de intensas corazonadas.
            
Para descubrir el amor debemos alejarnos de cupidos y “candiles”, pues a los primeros los aniquiló la mercadotecnia y de  los segundos nunca hay que confinarnos. El hombre amante, así como el caminante o el cantante, es el hombre que actúa o vive se esa acción, la necesidad de amor es tan fuerte y tan grande como la necesidad de un Dios, sencillamente el hombre necesita esta necesidad, tal vez se la crea, pero por amor, por amor a la vida, a él mismo. Lastimosamente la civilización equis-equis uno, poco se apega al amor único, por eso se pregunta y quiere encontrar la diferencia entre amar o querer, quisiéramos ir al súper mercado y comparar un amorometro y así evaluar el como vamos más o menos amando; el filosofo A. Pfänder llama al amor “un tomar partido en favor de la existencia del amado”, y Pieper traduce el “te quiero”  por un “es bueno que existas”. La relación de amor es clara y únicamente del hombre al hombre, y del hombre  a la cosa, es un acto volitivo. Sin embargo no encontraremos por ningún lado un amorometro, y lo único que nos ayudará a apreciar o mejor dicho a regentar y guiar el amor será la fidelidad, pues el amar gramaticalmente es un verbo regular, pero sustancial y activamente es lo más irregular en el acto humano, por ello la fidelidad, es el parámetro que tenemos para sondear nuestro amar, pues no se puede amar sin creer en el futuro, sin tomar a cuanta la afirmación del otro en un tiempo próximo, la fidelidad garantiza el sí al tú en el tiempo, es decir que en la fidelidad mora el amor, fidelidad a mi trabajo, a mi pareja, a mi cuerpo y mi alma, a la amistad, hasta a un Dios, que es por lógica la misma fidelidad.

Aurelio Agustín, mejor conocido como San Agustín, dijo: la medida del amor es amar sin medida, y es cierto, las medidas son exactas y con un margen de error, nuestro acto de  amar ha de ser vida, y de la vida no hay un conocimiento exacto, sino es hasta el morir; morir es parte de la vida. A todo esto habrá que sumar que para amar hay que dominar-se, saberse y conocerse, Potentissimus est qui se habet in potestate (el más poderoso es el que se domina a sí mismo) Séneca.

Pero si de todas formas aún se quiere ir en busca de un aparato que mida el amor, puede usted viajar por dentro de su ser y preguntar, preguntarse hasta la muerte cómo ha venido amando. Próspero día del amor

Ama et fac quod vis (ama y has lo que quieras): Sn. Aguistín

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