jueves, 5 de abril de 2012

Expectante y expectada. Septenio santo, septenio inmortal


Luis Ricardo Gro. Romero

El silogismo de inferencia o ilación puede ser mediata, cuando el entendimiento se descubre mediante el nexo: El ser espiritual es inmortal. El alma humana es espiritual. Luego, El alma humana es inmortal. Y también, El alma humana  es expectante y expectada, por eso busca, arguye, pues no encuentra pronto un lugar, un espacio, un momento, una semana santa que le haga aislarse de todo el vulgo. Ella −el alma−  no puede tener un lugar, pues lo inmortal es eterno y sin sitio fijo.

Son innumerables los tratados y asuntos que hablan sobre el alma. Qué si tiene un peso, que si va al cielo o se queda en México, que el alma no existe o que es el anima de nuestro cuerpo. Los hay también quienes dictan alimentar el alma para que sea más grande, a esos les llamamos magnánimos; y a quienes son bajos y miserables y no alimentan su alma, se les denomina pusilánimes. No es sencillo departir de tal colosal asusto que me ocupa, pues es un contenido transparente. Pero el hombre sabio y creativo a todo aquello que no puede ver lo hace aparecer, todo aquello que no puede decir, lo poetiza, todo aquello que no quiere olvidar, lo recuerda o representa, pues existe en el hombre una necesidad de alimentar: la vista, la palabra, el oído, el vientre y todo lo que se pueda alimentar lo alimentamos, incluso el alma. Y entonces el hombre se crea una creencia creadora, a veces cretina y pretora. Pues pensamos acariciar  el cielo con ritos curiosos y reparamos en que tan solo lo rasguñamos, luego así,  aquello transparente lo vuelve tono sepia y se alimenta el alma con aspirinas cada año. No importa lo enferma que este el alma, y lo desnutrida que se encuentre, estas aspirinas anules y santas le ayudan a no morir, luego el alma humana es inmortal.  

“Y es de tan alta excelencia aqueste sumo saber, que no hay facultad ni sciencia que le puedan comprender” (san Juan de la Cruz). Así que todos los ritos del septenio santo ayudan alimentar el alma, ayudan a sanar, así sean mal vividos o bien vividos, pues estos ritos son el alimento creado para cada alma, para las grandes y las pequeñas almas, pues ante algo que no podemos ver, lo transparente; le ofrecemos algo que si se puede observar, lo opaco, los ritos humanos. Pues vivimos como ya dijo san Platón en un mundo de sombras, lo inmortal, lo eterno, no esta en esta caverna. Aunque éste saber sea tan sumo que no habrá ciencia que lo comprenda. ¡Dichoso, bienaventurado mil veces quien pudiera contemplarla directa, pura y desnuda! Amarás entonces una idea: la Idea. Los sentidos te habrán sido tránsito para llegar a lo que sólo se gusta con el alma. (Alfonso Reyes)

La tradición y celebración de la semana santa ha llegado muy lejos, pero no sabemos: ¿hasta dónde es muy lejos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario