Miguel Ángel Rivera Rodríguez
Si de tu seno florecen nuevas heridas
Castígueme el cielo tan baja porfía,
Que no ponga yo las fieras espinas
A ese que es fruto de tu vientre, alegría.
Oh madre mía dolorosa
El cielo no ha visto tan cruel sufrimiento
Cordero pariste en el frío de Belén,
Vertida su sangre en la faz del maldito
No existe en la gracia que prenda te den
Oh dolorosa madre mía
Tus lágrimas lavan el luto del calvario
Enjugando las llagas del cordero maltratado,
Responde tu boca en un grito de plegario:
¡Hágase en mí según lo ordenado!
Dolorosa madre mía
Tres días sollozas de tu corazón el amante
Con alegría la más honda de verle triunfante,
Volvió con proezas a quien él se bajase
Haciéndote reina de to cuanto perece
¡Oh reina madre mía!
De entre todas escogida,
De los mortales guarida.
Ábrenos siempre el cielo,
Gozando tus dolores
Y de tu hijo las pasiones.
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