Paloma Ruiz Esparza Puga
Del
nueve de marzo al dieciocho del mismo mes se encuentra la Feria Nacional del Libro en
San Luis Potosí. Me parece bien el horario: de 10:00 a 20:30 horas, el cual
creo es muy accesible. Es interesante que no solo se venderán libros, sino
también discos y juguetes didácticos; todo esto en el edificio central
universitario.
Luego me tomo un poco de tiempo para
pensar en lo anterior. Abro los ojos y miro la realidad
en que me encuentro: México no es un país lector. La lectura en San Luis Potosí
está por los suelos. La inauguración de la Feria del Libro Potosina solo va
dedicada a unos cuantos y no a “la sociedad en general” como la noticia del Sol de San Luis escribe.
Muchas personas (incluyendo mi familia)
me dicen: “ya no leas tanto que te vas a quedar loca, mejor ponte a lavar los
trastes”. Personas como ellas consideran la lectura como algo “elevado”, que
sólo a Aristóteles le sirvió y que hoy en día sólo sirve cuando uno no tiene
nada mejor que hacer. La lectura es algo más que sentirse interesante cuando a
uno lo ven abrir un libro; es una conversación con una persona que
ha leído más que usted; comprender una cabeza ajena; darle sentido al
pensamiento de una persona que probablemente nunca conocerá; un camino al éxito del
pensamiento.
La lengua es el modo más eficaz que
tenemos para comunicarnos, tanto la oral como la escrita, pero debemos hacer
uso correcto de ella para que nos logremos entender. Los buenos escritores son
personas que han leído mucho y que escriben para que nosotros los leamos y nos
enteremos de las ideas que quieren aportarnos. Leyéndolos, lograremos comprender
el pensamiento de muchas personas y realizar una asociación para comprender el
mundo en que vivimos y con esto pensar por nuestra propia cuenta.
“Si día a día aplicáramos la máxima:
"un niño que lee será un adulto que piensa", la población adulta no
sería manipulada tan fácilmente durante cada periodo electoral presidencial.”[1]
Fuentes:
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